martes, 26 de octubre de 2010

EL GORRIONCILLO SOÑADOR

L GORRIONCILLO SOÑADOR
Un gorrioncillo en su nido, pía que te pía piaba.
Esperaba la hora ansiada que su madre regresara,
en su pico transportaba, las viandas que cazaba
el gorrioncillo dormitaba.
Soñaba con ser adulto, cada día se las observaba,
pero estas no crecían, se observaba las alas.
Y así sucedió el milagro al cabo de muchos días.
EFue una alegre mañana, cuando el sol ya despuntaba.
Se encaramo en una rama, que al nido cercana estaba.
sus hermanos le gritaron.- Vuelve regresa a casa,
no ves que eres pequeño, y tus alas no te aguantan,
sí te alejas de esa rama te perderás en el bosque
cuando quieras regresar no encontrarás tu morada.-
El gorrioncillo sonriente creéis que les hizo caso noooo.
-Veis los rayos de sol, que atraviesan nuestro bosque
saltaré de uno en uno, cruzaré el firmamento,
por fin mis alas crecieron, seré libre como el viento.-
como buenamente pudo, se encaramo a otra rama
y sin darse apenas cuenta se alejo de su morada.
No cabía en si de gozo, contemplaba los arroyos
Como discurría el agua, y los de su estirpe adultos
cantan que te cantaban.
Estaba contento, feliz de sentir el aire fresco,
Acariciarle la cara.
Saltando de rama en rama, perdió la noción del tiempo.
Hizo muchas amistades, de aves de otras razas.
Cuando el sol ya declinaba miró a su alrededor,
pobrecito gorrioncillo, con hambre, desorientado y perdido
ni rastro de sus amígos.
La tarde se fue apagando, el sol ya no relucía,
pronto se dibujarían, las penumbras de la noche.
Se acordó de su madre, de su estomago vacio,
se acordó de sus hermanos, calentitos en el nido.
Se hizo la oscuridad, se refugió en una rama,
dentro de su corta edad, no sabia lo que le esperaba,
una noche larga, muy larga.
Su madre desesperada buscaba, preguntaba
a todo bicho viviente que con ella se cruzaba.
Nadie le daba razón, la respuesta que esperaba,
nadie se la respondía.
Acongojada, angustiada con la noche ya cerrada, decidió volver al nido,
ha cuidar sus polluelos y esperar el nuevo día.
Antes de llegar el alba, antes de llegar el día
la gorrióna volaba escudriñaba los árboles arbustos
y hasta los juncos del rio.
desesperada volaba más que piar graznaba.
Ya mediada la mañana, estaba totalmente exhausta, cansada
un lastimero pio pio, le devolvió la alegría.
De un frondoso álamo verde que estaba a la orilla del rio,
salía aquel pio pio. Se introdujo entre sus ramas,
buscando como una loca, y allí encontró al gorrioncillo
al que tanto adoraba.
Sediento, hambriento, desnutrido, el cuerpecillo entumecido
así estaba el gorrioncillo. La madre le dio calor
de inmediato lo reanimo, salió a cazar para el
con el fin de alimentarlo y devolverlo a su nido.
Cuando hubo pasado el tiempo, y estando restablecido,
se impuso lo más importante, levantar de nuevo el vuelo
hasta regresar al nido.
De nuevo en su aposento, el gorrioncillo pensó,
el volar esta muy bien, pero hay que tener paciencia,
Aunque te crezcan las alas, tiene que pasar un tiempo
y dejarte aconsejar, para levantar el vuelo.
A RUEDA 30 / 8 / 2010

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