Rabiosas las olas castigan la barca,
el océano se agita,
atrás se quedaron los plácidos días
llenos de bonanza
en mi mente, rabia contenida.
Cojo mi guitarra,
de mi seca garganta, no sale nada
ahora a mi regreso solo pienso en ella
recuerdo su cara,
recuerdo sus ojo, bañados en lágrimas
en mis despedidas.
La guitarra llora, en mi mente frescas
las falsas promesas,
que hay de aquellas cartas por mi prometidas
ella me dirá, vale ya de engaños vale ya de farsas
por que me atormentas.
como tantas veces pediré perdón
asumiré mis culpas
A.RUEDA 5 / 4 / 2011