sábado, 1 de octubre de 2011

NOSTÁLGIA

Querido Enrique, ha pasado el húmedo y frio invierno, con sus largas noches, de soledad, nuestro hogar, nuestro nido donde nacieron tantas ilusiones todo eso marchó con tigo, sin ti es como un castillo de naipes que se derrumba poco a poco, sobre todo habiendo tenido la gran suerte de haberte conocido y compartir con tigo esos cortos pero apasionados años. He tenido muchas horas para pensar, fantasmas imaginarios corretean por los pasillos burlándose de mi  soledad, yo se que solo en mi mente existen, pero  en mi subconsciente los veo como si fueran reales. Intento sobre ponerme a la tragedia, hacerme la fuerte, pensar en las cosas positivas que sin duda vivimos, pero créeme no siempre lo consigo, a ciencia cierta sé que tu estas hay en cada rincón de la casa, observándome, en silencio, con los ojos puestos en mi como se admira un precioso cuadro del más famoso de los pintores pero me es muy difícil reponerme a tanto dolor, se que han  pasado cinco años, no sé si es poco o mucho, pero no consigo hacerme a la idea de que ya no estés. A veces siento un nudo en la garganta que intenta ahogarme, algo así como si unas garras terroríficas  presionaran más y más intentando aniquilarme. Cuando no consigo dormir me dirijo a tu escritorio donde tantas horas del día pasabas, allí es donde me encuentro más acompañada me siento reconfortada respirando aquel aroma que tu cuerpo desprendía. Sentada frente a tu sillón te cuento las cosas que para nosotros son importantes, solo yo tengo acceso a esta pieza de la casa, tu escritorio, el rincón intimo de la casa que para mi guarda tantos recuerdos, cuando a cualquier hora quería encontrarme con tigo, solo tenía que cruzar los pocos metros que nos separaban, abrir la puerta y allí estabas, siempre me recibías con tu amplia sonrisa embaucadora dispuesto a hacerme la más feliz de las mujeres. Todo está ordenado, como a ti te gustaba como tú lo dejaste. Recuerdas la foto aquella que nos hicimos en las vacaciones del dos mil cinco, ( que tiempos), al pie de aquella gigantesca  pirámide en Egipto, le he puesto un nuevo cuadro, yo creo que está más en consonancia con la foto, está encima de tu mesa nuestra mesa Junto a la foto del día de tu graduación. Como te dije al principio la primavera ha llegado con fuerza, como si quisiera ahuyentar los malos augurios de las negras noche de invierno. Son las nueve de una bella mañana azul, limpia como una piedra preciosa acabada de pulir. Sentada en la pequeña mesa del jardín frente a un café humeante veo juguetear las revoltosas golondrinas con su esmoquin blanco y negro, ya hace unos días que nos acompañan, ni una sombra en el cielo solo ellas pavoneándose como dueñas y señoras. De nuevo como cada año por estas fechas el jardín está exultante, las flores se estiran en sus tiernos tallos buscando los primeros rayos de sol que plateados se filtran por cualquier  fisura abierta entre los verdes árboles, las flores del viejo cerezo se están marchitando, vuelan por el jardín desorientadas, como viejas mariposas en una rápida agonía. Solo decirte querido Enrique, que cada día que pasa mi desesperanza aumenta, aunque sé que siempre estas cerca de mí infundiéndome  esos ánimos que a veces creo que me abandonan. Tuya siempre Ester.
A.RUEDA   2  /  9  /   2011